Hélène Baril was born in the French Alps, but grew up by the sea, the same part of Brittany frequented by the great filmmaker/biologist Jean Painlevé, who among other things, practiced filming under the sea. After getting an MA in literature, Hélène quit her job teaching French to study art. Moving to Finland, she began a career painting houses, purposely confusing the work of fine arts and decoration. Recently, she’s been developing a “tale” involving racecars. In 2011, she created Orlandus Gallery, inspired by a fictional Finnish painter and racing car driver from the early 1800s. The artist also served as inspiration for SBK, an experimental collaborative Hélène founded in 2012, which uses a car for meetings, projects, and as a working tool. Constructing its name and logo after Shell Oil, SBK is “an allegorical and poetic initiative,” whose sphere of operation touches literature, geography, economy, environmentalism, and popular psychology. In 2013 she started a collaboration with anthropologist Michael Taussig in what they call their Sea Theater. Hélène’s work is a fairy tale aimed at confusing real and fictional worlds, or simply encountering the one into the other.


www.sbkland.com (racing car tale)

22.5.13

hasta luego


Gracias a EACEC y especialmente a Alberto Martínez Centenera para eso:

El pasado sábado 18 a las 19:00h, SBK realizó una performance en el parque de la Constitución de Azuqueca de Henares titulada "My racing car is a shell". Esta acción estaba dentro del II Encuentro de Artistas de Azuqueca, con motivo de las fiestas de mayo en la localidad.
SBK, el proyecto personal de la artista francesa Hélène Baril, venía rodando desde Escocia, en un coche personalizado por ella misma. El proyecto artístico de SBK es el propio viaje, dividido en 3 etapas en las que realizará diversas acciones y colaboraciones artísticas. 
La primera etapa era la estancia en Escocia, en una isla al norte del norte de Europa, desde la que se inició el viaje y la experiencia. La segunda etapa era el viaje a España. Y la tercera será el viaje a Finlandia, donde Hélène recopilará en una exposición el periplo que le ha llevado a cruzar media Europa yendo del norte al sur y del sur al norte de nuevo.
Un viaje es siempre una búsqueda. El viaje tiene un inicio, un desarrollo y un final. Al acabar, uno ya no es el mismo que al principio. Cada una de estas tres partes del viaje coincide con las tres etapas de las que hablábamos antes: Escocia-España-Finlandia. 
En Azuqueca, la segunda etapa, digamos en pleno ecuador de la ruta, Hélène utilizó el contenedor para deshacerse del lastre. En la performance, la artista escenificó cómo quería desprenderse de sus obras, o más que de sus obras, de la pintura en lienzo, de un concepto de arte que para ella forma parte de su pasado. El objeto como arte, pierde poder en sí mismo como objeto único, y pasa a ser un elemento más de la experiencia, entendida como un arte total.
Pensemos también que el coche, al fin y al cabo, no es más que un contenedor. El lugar que, a modo de casa rodante, guarda o contiene aquello que la viajera considera necesario en su día a día. Resulta curiosa e inevitable esta comparación al ver los dos contenedores juntos: el coche y el contenedor de basuras.
De una manera un tanto teatral, Hélène fue vaciando el primer contenedor para llenar el segundo. Sacó los cuadros que llevaba guardados en el coche y los colocó junto al contenedor, los desembaló y los fue apoyando a modo de exposición, como mostrándolos al público asistente, aunque actuando a la vez como si estuviera sola, o concentrada en el montaje de su exposición imaginaria. Junto con los cuadros, vació cajas llenas de pequeños coches, que, evidentemente, hacían alusión al viaje y al protagonismo que el coche ha adquirido en este proyecto y esta etapa de su vida. 
Una vez todo estuvo dispuesto, comenzó a arrojarlo al contenedor, desde el suelo, o subiéndose al capó del coche. Todos los cuadros y los coches de juguete acabaron en el fondo del recipiente para basuras, a modo de catarsis liberadora. 
Al finalizar, abrió una botella de champán y repartió la bebida entre los asistentes. Porque del mismo modo que Hélène rechazaba con esta acción el arte tradicional, escenificaba también su rechazo, con cierta ironía, al circuito oficial del arte, con toda su parafernalia, teatralidad y falsedad. De manera que "My racing car is a shell" era también desde el principio hasta el final un fake opening, una falsa inauguración, o una parodia de inauguración, tal como la entendemos normalmente. 
Entre sorbos de champán, la artista, ya más calmada, explicó a algunos de los sorprendidos asistentes por qué había arrojado sus obras al contenedor aun a riesgo de destrozarlas, o más bien, con intención de destrozarlas. 
Una interesante acción y reflexión, dentro de un proyecto más amplio, en el que el EACEC figurará junto a espacios y colectivos de otros países por los que SBK irá pasando y dejando huella en diferentes formas. 
Gracias a Hélène Baril por acceder a incluir en su viaje una parada en nuestro contenedor, y cuidado en la carretera!
Buen viaje SBK.

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire